Acerca de mantenerse activa en el mercado laboral, habla Magdalena Claro (93).
“Desde muy joven empecé a trabajar porque me quedé viuda a los 27 años. Por ese entonces, ya tenía 5 hijos, entonces había que solventar muchos gastos. En ese minuto vi un aviso en el diario que decía que había un puesto de secretaria en una agencia. Finalmente no me quedé ahí, pero me fui con unos amigos a trabajar a Turismo Cocha, que es donde me desempeño hasta el día de hoy. Me dedico a ver la organización de viajes, venta de pasajes y relación con clientes.
Aunque parezca una contradicción, no me ha tocado viajar tanto. En realidad, ese no es mi tema. Primero está mi trabajo y luego los viajes. Nunca me han dicho nada por mi edad. Mientras tenga clientes, nadie me va a poner inconvenientes. Algunas veces he pensado en dejar de trabajar, pero no he podido concretarlo porque no siento que sea el momento. Se hace difícil después de tantos años decir ‘me voy’. Tengo una relación tanto con los clientes como con quienes trabajan conmigo.
Creo que mis hijos piensan que debería estar más tranquila en mi casa, aprovechar este tiempo para hacer otra cosa. Y a lo mejor, tienen razón, pero también pienso que hay que estar vigente y trabajar la mente para estar en buenas condiciones. Estar activa para saber qué es lo que pasa en el mundo para conectar con eso que sucede. Creo que cada persona tiene distintos modos de enfocar la vejez y no es mi idea juzgar a nadie, pero a mí me gustaría que el deterioro mental se retrase lo más posible, porque creo que el cerebro es un músculo que hay que ejercitar constantemente.
Gracias a Dios tengo buena salud. Más adelante, me gustaría dedicarme a una acción más social, porque he aprendido que a medida que uno envejece, hay que ir dando cada vez más importancia a la parte espiritual y vivir de acuerdo a los principios que te hacen ser mejor persona. Y no solo eso, sino que también tratar de seguir adelante y no dejarse estar”.
Foto: Constanza Miranda
