Acerca de cuidar a su padre con deterioro cognitivo, habla Miguel Navarro
“Hace cinco años, mi papá tuvo un accidente cerebrovascular que le cambió la vida. Aunque tenía 88 años, todavía se mantenía activo: trabajaba y tenía sus capacidades mentales en buen estado.
Siempre fue una persona alegre y muy trabajadora. De hecho, para mantenernos como familia, puso un almacén en Rauco -donde vivíamos- y con eso nosotros, que somos cinco hermanos, pudimos salir adelante y estudiar en la universidad. Era proveedor, siempre se preocupaba de que a nadie le faltara nada y sobre todo era muy independiente: vivía buscando formas de complementar los ingresos del negocio
Después del accidente, quedó prácticamente postrado, mientras que su cabeza perdía lucidez progresivamente. Al comienzo nos reconocía, pero con el tiempo comenzó a perder todo eso y se desorientaba. Los primeros dos años de su enfermedad se quedó con mi hermano en la misma casa de Rauco, porque necesitaba cuidados las 24 horas del día, pero un día mi hermano me dijo ‘no puedo más, necesito un cambio’.
En ese momento con mi esposa tomamos la decisión de traerlo a nuestro departamento en Santiago. Aquí le hicimos una rutina -con ayuda de una enfermera- para mantenerlo activo y contento: lo levantábamos, lo sacábamos a dar paseos y tratábamos de hacerlo interactuar con la gente del parque.
Aunque su estado de salud era cada vez peor, cada cierto tiempo tenía momentos de lucidez. Ahí se activaba, se acordaba de cosas que habían pasado hace años y también cantaba con nosotros, que era lo que más le gustaba. Esos momentos lo alegraban mucho, porque nos podía reconocer, pero después le venían unos bajones de pena. Me acuerdo que una vez intentó pararse y se dio cuenta de que no podía porque sus piernas no respondían.
Siempre tenía nexos con él, sobre todo a través de la música o con las cosas del pasado. Así nos conectábamos. A veces, le inventaba situaciones y él me seguía la corriente. Todo dentro de una fantasía. No sé qué pasaría por su cabeza, pero en lo personal, eso me reconfortaba, porque eran momentos que pasábamos juntos”.
Fotos: Constanza Miranda
Leave a Reply
You must be logged in to post a comment.