El cuidado integral de las personas mayores suele ser un desafío debido a la presencia de múltiples enfermedades crónicas y síndromes geriátricos, como las caídas o la fragilidad, que requieren la atención de diversos profesionales de la salud. Si bien este abordaje multiprofesional aporta un conocimiento más amplio y una intervención más completa, también puede llevar a riesgos importantes: en ocasiones, cada profesional puede dar indicaciones que, al superponerse, generen tratamientos contradictorios o redundantes.
Un ejemplo claro de esto sucede con los medicamentos. Cuando varios especialistas prescriben fármacos de forma independiente, pueden producirse interacciones farmacológicas negativas o un uso excesivo de medicamentos. Aquí es donde el rol de la geriatría se vuelve fundamental: conciliar y priorizar los tratamientos según la condición de salud y los valores de la persona mayor, velando por la seguridad y la eficacia terapéutica.
Pero el aporte de profesionales no médicos es igualmente importante. Enfermería, kinesiología, terapia ocupacional, psicología, odontología y fonoaudiología juegan un papel crucial, sobre todo en personas con algún grado de dependencia o fragilidad. Así, la suma de conocimientos en nutrición, rehabilitación, salud mental y autocuidado mejora la calidad de vida del adulto mayor y refuerza su autonomía.
Sin embargo, no basta con tener un grupo variado de expertos (multidisciplinario), ni siquiera un equipo que se comunique efectivamente (interdisciplinario). El verdadero valor surge cuando todos trabajan unidos por un mismo objetivo, compartiendo responsabilidades y alineándose para lograr una meta común: esto es un equipo transdisciplinario.
En Situ, las enfermeras gestoras de caso cumplen esta función vertebral, coordinando las distintas intervenciones e impulsando que cada profesional ponga sus habilidades al servicio de un plan único de cuidado. De este modo, se promueve una estrategia de salud verdaderamente centrada en la persona mayor, optimizando su bienestar y respetando sus preferencias. El resultado es una atención integral y organizada que, en última instancia, se traduce en una mejor calidad de vida para quienes más lo necesitan.