La diabetes en adultos mayores es una de las enfermedades más comunes en personas entre 65 y 70 años. Se desencadena de manera silenciosa, lo cual trae como consecuencia que la mitad de las personas en ese rango de edad no estén diagnosticadas, aumentando rápidamente el deterioro de la salud. ¿Qué es y cómo mantenerla a raya? Aquí te lo explicamos.
¿Qué es la diabetes?
Para conocer la definición, primero tenemos que entender cómo funciona nuestro organismo. Al consumir alimentos, nuestro cuerpo transforma la mayoría de ellos en azúcares, que son necesarias para obtener energía.
El páncreas segrega una hormona llamada insulina para transformar los azúcares en energía y mantener los niveles de glucosa bajos. Si el cuerpo no produce suficiente insulina o esta no trabaja de forma adecuada, una persona puede tener síntomas de diabetes. Este tipo de enfermedad crónica provoca fallos graves en el organismo, como los riñones, vista, corazón y arterias.
Tipos de diabetes
Esta patología es provocada por niveles altos de azúcar en la sangre y se diagnostica de acuerdo a la edad, herencia familiar y otros factores.
- Diabetes tipo 1: Se presenta generalmente en niños y adolescentes. Es causada porque el organismo genera anticuerpos que destruyen las células que producen la insulina. Afecta a los pacientes de por vida.
- Diabetes tipo 2: Ocurre con mayor frecuencia en personas mayores, cuando la producción de insulina disminuye parcial o totalmente. Es diagnosticada especialmente en personas que tienen sobrepeso, antecedentes familiares o personas con excesos de azúcares en su alimentación.
- Diabetes gestacional: Ocurre cuando la mujer embarazada no incrementa de manera natural sus niveles de insulina para tener reservas de energía. Puede que esta patología desaparezca después del parto o puede ser que comience a presentar los síntomas en algún momento de su vida.
Síntomas de la diabetes en adultos mayores
En algunos casos, las personas mayores pueden presentar síntomas leves que suelen ser ignorados, lo que provoca un mal diagnóstico o un mal tratamiento. Algunos de los signos que pueden indicar su padecimiento y a los cuales debes prestar atención son los siguientes:
- Sensación constante de hambre o sed sin causa.
- Disminución brusca del peso corporal, aunque tu alimentación sea abundante.
- Elevada sensación de cansancio.
- Incremento de las ganas de orinar a cualquier hora, sobre todo en las noches.
- Visión borrosa.
- Entumecimiento de las manos y pies y sensación de hormigueo.
- Infecciones recurrentes.
- Zonas de la piel más oscuras, especialmente cuello y axilas.
- Dificultad para sanar moretones o cortaduras.
Cómo puede afectar a las personas mayores
Una persona mayor diagnosticada con diabetes tiene más probabilidades de que algunos de sus órganos vitales fallen totalmente o sufran daños severos.
- Mayor probabilidad de sufrir infartos al miocardio o ACV.
- Riesgo de perder la visión, ya que daña los vasos capilares de la retina.
- Puede producir insuficiencia renal o disfunción eréctil.
- Infecciones severas en la piel que, si no se tratan adecuadamente, pueden causar amputación.
- Apnea del sueño.
Cómo controlar la diabetes en personas mayores
Si has sido diagnosticada como una persona diabética puedes mantener un estilo de vida saludable que te ayudará a mejorar tu calidad de vida. Es recomendable aplicar estas recomendaciones en todo momento.
- Mantén una alimentación saludable, controlando las grasas de forma excesiva y evitando tener sobrepeso. ¡La nutrición en el adulto mayor debe ser fundamental!
- Mantén una rutina de ejercicios diaria, ya que ayuda a mejorar la circulación y mantener bajos los niveles de azúcares.
- Revisa la vista de forma periódica a fin de detectar cualquier anomalía.
- Toma los medicamentos indicados por los profesionales.
- Haz revisión constante de tus pies para detectar zonas enrojecidas o cortaduras.
Un diagnóstico a tiempo de diabetes en adultos mayores es la clave para brindar un buen tratamiento y mantener durante mucho tiempo un estilo de vida saludable.
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Recordemos que la diabetes es solo una cara de la moneda: hay mucho más que abarcar para poder brindar confort, seguridad y bienestar. Además, no podemos olvidar que un correcto cuidado forma parte de los derechos de los adultos mayores.